viernes, 17 de septiembre de 2010

Las relaciones!

“Si te sientes emocionalmente vacío antes de comenzar una relación, sentirás exactamente lo mismo después que estuviere dentro de ella”.

Apasionarse es una experiencia mágica y poderosa. 
Cada beso, cada conversación, cada uno de los momentos  del comienzo parece tan perfecto, tan programado…
Pero, en seguida, todo eso se transforma en un “relación” y volvemos a tener los pies en el suelo delante de una realidad desafiadora de compartir nuestra vida con otra persona.
Y, al paso que aquellas primeras semanas encantadas se van transformando en meses, nos encontramos un día preguntándonos:
“¿Es esa la persona para mi?”

Y después, generalmente aparecen otras:

¿Como pude ser tan ciego (a)?
Pero, yo me sentía tan seguro (a)…
Nos queríamos tanto, pero no conseguíamos concordar en nada.
Es siempre más fácil mirar hacia atrás y darse cuenta de las cosas que no podíamos ver antes.
Mitos amorosos también son creencias que muchos de nosotros mantenemos a respeto del amor y del romance y que generalmente nos impiden atraer a la persona o situación deseada.
Tales creencias e ideas son desarrolladas a partir de las películas de la televisión y del cine, lecturas románticas, falta de conocimiento o experiencias.

Los mitos falsos y fatales sobre el amor.

El verdadero amor todo conquista. 
Mismo que el sea un borracho, mismo que nuestra vida sexual no sea gran cosa, mismo que el o ella me critique, que estemos siempre peleando, que tengamos diferentes religiones y diferentes criterios, etc.
Cuando sea realmente un amor verdadero, lo sabré al instante que vea esa persona…
Esperas un momento fantástico, pues parecía muy tranquilo para ser un amor real y duradero. Esperas por la química a la primera mirada, que generalmente es erotismo.
Solamente existe un único y verdadero amor.
Crees u oyes hablar que el es único y creas la fantasía del alma gemela.
La pareja perfecta llenará todas tus necesidades.
Básicamente, espero que llenes todas mis necesidades, caso contrario no sirves, mismo que seas una persona maravillosa, mismo que seamos compatibles, mismo que aceptes todos los compromisos.

Los mayores errores que cometemos al comenzar una relación.

No preguntamos lo suficiente.
Creer de una en las miles de palabras mágicas que te llenan el corazón y la mayoría suelen ser simples placebos para atrapar corazones.
Puede ser que no sea romántico, puede hasta parecer como una entrevista, pero con los innúmeros casos de embarazos no deseados, HIV y relaciones obsesivas, puede hasta transformarse  en una cuestión de vida o muerte.
Puede hasta ser que no quisiéramos  conocer la verdad.
A final, después de estar desesperado o por falta de opción, cualquier cosa sirve y la realidad sabotearía la fantasía del príncipe encantado o hasta tengamos ganas de camuflar o esconder alguna cosa.
Asumimos compromisos prematuramente.
Cuando conoces alguna persona, compartes con ella tus valores y creencias – eso es normal en una actitud prematura. Corres el riesgo de desistir de tus intereses o actividades o entonces asumes un envolvimiento con los compromisos de la otra persona que, en verdad, no te atraen.

Tipos de relaciones que no resultan.
Tu o tu pareja se preocupan más con el otro que contigo mismo.
Tu o tu pareja estarían deslumbrados por el potencial o imagen pública del otro.
Tu o tu pareja estarían en una misión de salvamento.
Tu o tu pareja estarían juntos por motivos ajenos  –  sea  por rebeldía o falta de opción.
Tu o tu pareja no están disponibles para una relación.
Tu o tu pareja no mantienen los códigos básicos de una relación como el respeto la fidelidad y la confianza.
Tu o tu pareja se vuelca más en los demás para contar sus cosas y no en ti mismo como pareja.
Y otras mas pero estaría todo el día…

Seis cualidades para buscar en una pareja.

Compromiso con el crecimiento personal.
La pareja tiene como meta aprender siempre todo lo que pueda para volverse mejor como persona y como cónyuge.
Apertura emocional.
Al dar una apertura emocional, la pareja permite el acceso al su mundo interior.
Integridad.
Alguien que sea honesto contigo y con los demás.
Pero principalmente que sea honesto consigo mismo.
Madurez y responsabilidad.
Existen personas que no están preparadas para asumir una relación con compromiso..
Actitud positiva delante de la vida.
Las relaciones se vuelven mucho más fáciles cuando se está a lado de una persona positiva.
Auto-estima elevada.
Tu pareja solo podrá amarte en la misma medida  en que se ama.

Y finalmente llegamos al punto que se relaciona con Atracción.
Es necesario comprender, en primer lugar, “como y porque” se comienza una relación.
Una persona con baja autoestima ama con el objetivo de sentirse bien consigo misma.
Cuanto más ella se ama menos probabilidades ha de danificar-se física y emocionalmente y tampoco permitirá que otros lo hagan.
¡Como puedes esperar que otros aprecien tu compañía si tu misma no lo haces!
Todos esos puntos son muy importantes para comprender la Atracción y la manera como tu atraes los hechos a tu vida.
¿Tu te comportas contigo mismo de la misma manera  que deseas  que los demás se comporten contigo?
Debes convertirte en tu propia solución. 
Serás tu propio maestro, tu propio guía, tu propio profesor.
Y a partir de ahora comienza a dedicar más tiempo y energía para ti mismo – solo tú te puedes comprender, solo tú puedes hacer algo por ti mismo.
Solo así podrás donarte de corazón a los demás – no quiero decir entregarte pero sí donar lo que has aprendido.
¿Quieres que las personas se enamoren de ti?
Simple – es solo enamorarte primero de ti mismo. 
Cuando tú te amas estás preparada para amar a los demás.
Debes enfocarte en lo mejor que tiene cada persona que te rodea.
Haz tú mismo una lista de los puntos positivos que te agraden de esas personas con las cuales  pasas la mayor parte del tiempo.
En la privacidad de tu propia mente debes pensar, acordarse y sentir solamente las cosas que más te agraden de ellas y ciertamente ellas irán demostrarte solo esos puntos positivos.  
Cuando ellas cambien de actitud  y su comportamiento no se encuadre con tu manera de ser, ciertamente se desentenderán.
Esa es regla para aplicar con conocidos, compañeros de trabajo, amigos, parientes y hasta con tu propia pareja. 
Sencillamente el tiempo se encargará de alejarlos de ti en esos momentos.
Cuando tú conozcas tu propio potencial para sentirte bien, no necesitarás pedir a nadie que cambie su manera de ser para estar a tu lado.
Tú te liberarías  de todas las necesidades de cambiar el mundo, el entorno, tu pareja o tus hijos...
Cuando alcances a comprender porque has hecho las elecciones amorosas en tu pasado,  te sentirás libre para escoger nuevas y mejores relaciones en el presente.
Tus creencias filosóficas o programaciones mentales inconscientes son los únicos responsables por gran parte del sufrimiento en tu vida amorosa.

“Aquellos que se acuerden de su pasado con sentimientos negativos, están condenados a repetirlos nuevamente.”

La paciencia!

La paciencia no es pasividad ante el sufrimiento, no reaccionar o un simple aguantarse: es fortaleza para aceptar con serenidad el dolor y las pruebas que la vida pone a nuestra disposición para el continuo progreso interno.
A veces las prisas nos impiden disfrutar del presente. Disfrutar de cada instante sólo es posible con unas dosis de paciencia, virtud que podemos desarrollar y que nos permitirá vivir sin prisas. La paciencia nos permite ver con claridad el origen de los problemas y la mejor manera de solucionarlos.
La paciencia es la virtud por la que soportamos con ánimo sereno los males y los avatares de la vida, no sea que por perder la serenidad del alma abandonemos bienes que nos han de llevar a conseguir otros mayores.
La paciencia es una virtud bien distinta de la mera pasividad ante el sufrimiento; no es un no reaccionar, ni un simple aguantarse: es parte de la virtud de la fortaleza, y lleva a aceptar con serenidad el dolor y las pruebas de la vida, grandes o pequeñas. Identificamos entonces nuestra voluntad con la de esa “chispa” divina de la que procedemos, y eso nos permite mantener la fidelidad en medio de las persecuciones y pruebas, y es el fundamento de la grandeza de animo y de la alegría de quien está seguro de hacer lo que le dicta su propia conciencia.
La paciencia es un rasgo de personalidad madura. Esto hace que las personas que tienen paciencia sepan esperar con calma a que las cosas sucedan ya que piensan que a las cosas que no dependen estrictamente de uno hay que darles tiempo.
La persona paciente tiende a desarrollar una sensibilidad que le va a permitir identificar los problemas, contrariedades, alegrías, triunfos y fracasos del día a día y, por medio de ella, afrontar la vida de una manera optimista, tranquila y siempre en busca de armonía.
Es necesario tener paciencia con todo el mundo, pero, en primer lugar, con uno mismo.
Paciencia también con quienes nos relacionamos más a menudo, sobre todo si, por cualquier motivo, hemos de ayudarles en su formación, en su enfermedad. Hay que contar con los defectos de las personas que tratamos –muchas veces están luchando con empeño por superarlos-, quizá con su mal genio, con faltas de educación, suspicacias... que, sobre todo cuando se repiten con frecuencia, podrían hacernos faltar a la caridad, romper la convivencia o hacer ineficaz nuestro interés en ayudarlos. El discernimiento y la reflexión nos ayudará a ser pacientes, sin dejar de corregir cuando sea el momento más indicado y oportuno. Esperar un tiempo, sonreír, dar una buena contestación ante una impertinencia puede hacer que nuestras palabras lleguen al corazón de esas personas.
Paciencia con aquellos acontecimientos que llegan y que nos son contrarios: la enfermedad, la pobreza, el excesivo calor o frío... los diversos infortunios que se presentan en un día corriente: el teléfono que no funciona o no deja de comunicar, el excesivo trafico que nos hace llegar tarde a una cita importante, el olvido del material del trabajo, una visita que se presenta en el momento más inoportuno. Son las adversidades, quizá no muy trascendentales, que nos llevarían a reaccionar quizá con falta de paz. En esos pequeños sucesos se ha de poner la paciencia.

Nadie se cruza por azar!

Las personas entran en tu vida por una razón, por un tiempo, o por una vida entera.
Cuando percibas cuál es el motivo, vas a saber qué hacer con cada persona.
Cuando alguien está en tu vida por una razón… es generalmente para llenar una necesidad que has demostrado tener. Ellas vienen a ayudarte con una dificultad, proporcionarte apoyo y orientación, ayuda física, emocional o espiritual. Podrán parecer un regalo del cielo, ¡y lo son! Están ahí por una razón que tú necesitas que estén ahí.
Entonces, sin ninguna actitud errónea de tu parte o en una hora incierta, esa persona dirá o hará alguna cosa para que la relación llegue a su fin. Algunas veces, esas personas mueren; algunas veces simplemente se van; algunas veces actúan y te fuerzan a tomar una posición.

Lo que debemos entender es que nuestras necesidades han sido atendidas, nuestros deseos cumplidos y el trabajo de ellas hecho. Tus oraciones han sido atendidas y ahora es tiempo de marcharse.

Cuando las personas entran en nuestras vidas por un tiempo… es porque llegó su vez de repartir, crecer y aprender. Ellas te traen la experiencia de la paz o te hacen reír. Ellas te podrán enseñar algo que nunca has hecho. Ellas generalmente dan una cantidad enorme de placer, ¡cree! ¡Es real! Pero solamente por un tiempo.
Relaciones de una vida entera … enseñan lecciones para la vida entera. Cosas que debes construir para tener una formación emocional sólida.
Tu tarea es aceptar la lección, amar a la persona y poner en práctica lo que has aprendido en todas tus otras relaciones y áreas de tu vida.

Se dice que el amor es ciego, pero la amistad es clarividente.”